En la jornada extendida, los niños y niñas tuvieron la oportunidad de sumergirse en una fascinante actividad: la creación de su propio arte rupestre. Esta experiencia no solo les permitió desarrollar su creatividad, sino también revivir por un momento la manera en que nuestros ancestros se comunicaban a través de imágenes.

Durante la actividad, los pequeños artistas usaron diversos materiales para recrear las técnicas de pintura de la prehistoria. A través de esta práctica, no solo aprendieron sobre la historia y la evolución de la comunicación humana, sino que también pudieron apreciar el valor y la importancia del arte como medio de expresión y registro cultural.

El entusiasmo y la imaginación de los niños y niñas se reflejaron en sus obras, que capturaron escenas de la vida cotidiana, animales y símbolos abstractos, tal como lo hacían nuestros antepasados en las paredes de las cuevas. Esta actividad no solo enriqueció su conocimiento histórico, sino que también fomentó el trabajo en equipo y la apreciación del arte desde una perspectiva histórica.

Esta jornada extendida fue, sin duda, una experiencia educativa y divertida, que dejó una huella imborrable en los participantes, acercándolos un poco más a la vida y costumbres de nuestros primeros antecesores.