Estimados apoderados, Viendo la cantidad de retrasos de estos días y las salidas anticipadas, que les parece si, hoy, ¡pensamos la puntualidad y la presencia de los niños y niñas en el colegio desde otro lugar!
Llegar tarde un día, es entendible, pero cuando se convierte en un hábito no es algo normal y no debe suceder. Lo mismo debemos pensar de las salidas anticipadas o las ausencias.
Aquí no se trata de hacer juicios, ni de hacer críticas, ni de señalar con un dedo acusador, ni de increpar a los estudiantes o a los responsables adultos. Creo que la cuestión debe enfocarse en entender la necesidad de inculcar el valor de la puntualidad y la importancia de la presencia a los niños y niñas porque no se trata tan solo de llegar o no llegar a la hora de clase o no estar en clase. ¡Implica muchísimo más!
Los niños no tienen el mismo concepto del tiempo que los adultos. La idea y la percepción del tiempo se aprenden de la misma manera que a vivir en una comunidad respetuosa.
¿Por qué es importante llegar puntuales a clase y estar presentes?
- Las primeras razones son pedagógicas. Los estudiantes tienen que educarse en una cultura en la que se respeten los horarios como parte de la convivencia social y como parte de su formación a futuro para el trabajo.
- Cuando los chicos llegan tarde, se pierden parte de la clase, no pueden aprender bien e interrumpen el trabajo colectivo que se está haciendo en el aula porque, entre otras cuestiones, generan distracción en los otros estudiantes que ya están en tarea.
- La asistencia a clases es una variable determinante en el éxito escolar y el comportamiento de los estudiantes como muestran múltiples estudios.
- Las otras razones están ligadas a una sana convivencia. Es una falta de respeto al tiempo de los otros (compañeros y profesores) y un daño al propio niño.
- Uno puede dar una mala imagen, perder credibilidad y el respeto de los demás. Esto se hace palpable en situaciones: como llegar tarde al cumpleaños de un amigo, o a una función, o a una competición en la que se forma parte de un equipo y más tarde a una reunión laboral… Puede llegar un momento en el que dejen de esperarnos, o de contar con el niño o niña en cuestión
- Puede hacer que se pierdan oportunidades generando diferencias innecesarias y problemáticas.
¿Cómo podemos trabajar la puntualidad?
Lo importante aquí es entender que es un trabajo de todos. Se trata de una responsabilidad compartida entre adultos y niños. Por eso es muy importante establecer rutinas en el funcionamiento familiar diario, para poder acotar esos espacios de tiempo difícilmente medibles por los más pequeños. Y ya, conforme van creciendo, van sabiendo leer la hora, van adquiriendo más responsabilidad individual en cuanto a su organización
- Dar ejemplo, siempre. ¡Somos los primeros que tenemos que hacer de la puntualidad un hábito!
- Organizar las rutinas acordes con cada edad, desde dejar mochilas preparadas y revisadas, ropa para el cole, rutinas de aseo diarias, de desayuno…pautando los tiempos.
- Tratar de controlar distractores para realizar una tarea determinada poniendo el acento en la responsabilidad: primero esto y luego esto.
- Manteniendo unos horarios de sueño. Los niños tienen que dormir entre 8hs a 10hs diarias dependiendo de su edad y en lo posible si recibir excitación de las RRSS e internet.
- No encontrar excusas falsas a la inasistencia de nuestros hijos y procurar no hacerlos faltar al colegio.
¡La puntualidad y la presencia es un valor que van a agradecer de mayores!
Andrea Andreani
Head of School