Esperando que hayan tenido la oportunidad de vivir experiencias únicas con sus hijos y familiares, aprovecho estas palabras de bienvenida para compartir con uds una perla que encontré durante mis lecturas de verano. Estos hermosos versos del libanés Khalil Yibran[1] resumen con claridad las metas que todos los padres y educadores deberíamos imponernos a pesar de nosotros mismos:
«Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellos viven en la casa del mañana, que no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerles semejantes a ti, porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados. Deja que la inclinación, en tu mano de arquero, sea para la felicidad.»
En el mismo mundo donde, la buena voluntad, el progreso y los avances tecnológicos traen todos los días una nueva claridad; las injusticias, las guerras, el hambre y los delirios de algunos hombres, oscurecen y complican el día a día. Las mismas ciencias que nos ayudaron a vivir más y mejor son la causa de muchas de nuestras complicaciones ambientales y sociales. En este mundo donde viven entrelazados el bien y el mal de una forma caóticamente ordenada debemos hacer sobrevivir a nuestros retoños.
Por ello encuentro a estas palabras fundamentales e inspiradoras dado que transmiten la importancia de acompañarlos en su crecimiento y desarrollo, respetando su individualidad y fomentando su felicidad y bienestar. Recordando que cada uno de ellos es único, con sus propios sueños, aspiraciones y potenciales.
Sin embargo, no nos dejemos llevar por facilismos y clichés engañosos. Ser los arqueros que los guían a la felicidad no significa que somos los garantes de esta. De hecho, no podemos adquirir la felicidad para ellos puesto que alcanzarla es un acto individual que requiere de mucho trabajo interior y una voluntad de hierro.
“No es fácil, (…) conseguir la felicidad” nos dice Séneca, “pues con cuanto mayor afán uno la busca, más se aleja de ella, si ha equivocado el camino”. (…) En consecuencia, lo primero que hay que determinar es qué queremos y después fijarnos en el camino por donde podamos avanzar con más celeridad”[2].
Ayudémoslos a decidir adonde quieren ir y por dónde, mostrándoles con el ejemplo los valores verdaderos de esta vida. Ayudémoslos a ser responsables, respetuosos, solidarios y capaces de agradecer lo que poseen. En definitiva, ayudémoslos a ser libres. Convirtámonos en las personas experimentadas capaces de guiarlos por el camino que deseen tomar. Seamos, en palabras de Séneca, los lugareños a quienes puedan preguntar con confianza para que no se extravíen. Enseñémosles que la mayoría de las veces los caminos más trillados y conocidos son los que más engañan.
En este nuevo año lectivo que comienza, los invito a cultivar un ambiente de apoyo y confianza donde cada miembro de nuestra comunidad pueda alcanzar su máximo potencial. Donde respiremos la verdadera libertad como fuente de la felicidad. La felicidad es poder elegir con consciencia el camino que deseamos caminar haciéndonos responsables de nuestras decisiones y compromisos.
Que este año esté lleno de aprendizajes, crecimiento personal y momentos inolvidables para todos.
¡Bienvenidos al nuevo año escolar!
Atentamente,
Andrea Andreani y el equipo directivo
[1] Kahil Gibrán fue un poeta, pintor, novelista y ensayista libanés conocido como el poeta del exilio. Nació en 6 de enero de 1883 en el Líbano y murió 10 de abril de 1931 en New York.
[2] Séneca. Sobre la felicidad y la brevedad de la vida. Como alcanzar la felicidad atreviéndote a ser tú mismo. Ed. Austral Sabiduría. Trad. Pedro Fernández Navarrete. 2022.